NIÑOS
WONDER MOTHER : LA NAVIDAD DE LAS MAMÁS DE LA VIDA REAL
18 Diciembre 2017
¡POR FIN! En diciembre, sin lugar a dudas, las fanáticas de la Navidad y de toda su magia, dais saltos de alegría como niñas, guirnalda en mano y copa de champán en la otra. Por desgracia (y porque no te acabas de caer de un guindo), sabes que tu cuento de hadas “Christmas dream” no será exactamente tal y como esperas. Como todos los años.
Sin embargo, en casa, ¡todo está milimetrado! La decoración, con semanas de preparación, está perfecta. Estrellas doradas por aquí y por allá, velas por docenas, el árbol de Navidad iluminado, los regalos perfectamente empaquetados, los deseos de los niños totalmente cumplidos, la cena de gala preparada con amor (desde hace dos meses, que fue cuando pensaste en el menú), la banda sonora cuidadosamente seleccionada (el único día del año en el que Mariah Carey se topa con Elvis sin ruborizarse)… En pocas palabras: tu salón es un cuento navideño de lo más animado, tu cena es digna de un chef recién salido de la casa de Papá Noel, y todo, ABSOLUTAMENTE TODO, parece una comedia familiar estadounidense tipiquísima del 25 de diciembre que consigue hacerte reír, amar y llorar con emoción. Esto no es un halago, pero francamente, es lo más en el sueño de Navidad.
Así es, eres una Wonder Woman. Y quién dice Wonder Mother, dice Wonder Peques, Wonder Mujer (O soltera. Qué importa), incluso Wonder Family. Lamentablemente, no estás en una película de Hollywood, sino en la vida real. Y ¿qué pasa, por lo general, en la vida real? EXACTO. Siempre pasa algo.
Así es como cada año, a pesar de tus repetidos esfuerzos, tu sueño de Navidad siempre termina, a tu elección, juntos, pero con mucho lío: un niño enfermo, otro con “mamitis”, el árbol destrozado por el perro, uno de los platos olvidados, la tía que le da demasiado al champán, una discusión con tu marido (o tu madre) sobre un tema estúpido, un regalo muy importante no entregado a tiempo, una copa por el suelo, unas medias rotas, una buena una resaca y un ataque al corazón cuando, al amanecer, los niños gritan de alegría dando saltos desde su cama para abrir sus regalos, etc., etc., etc. Cambio y corto. La vida real, en resumen.
Sin embargo, y mientras te tomas la primera taza de café del día en el sofá, con los ojos humedecidos, aún pegados por el sueño y con máscara de pestañas de la noche anterior, tus hijos emocionados llenan el salón de trocitos de papel de regalo. Y tú, todavía, piensas que ese es, de hecho, tu sueño de Navidad. Una leonera feliz (para ser educados), y toneladas de granos de arena en los engranajes. Pero ¡eh!: la arena es brillante y los engranajes dorados. ¿Tenemos clase o no la tenemos?
¡Wonder Christmas a todos!
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